Un maestro de escuela puede dejar una huella imperecedera en el corazón de muchos de sus alumn@s. Nunca podré olvidar la paciencia de Don Antonio y sus inagotables explicaciones de física. A Don Adolfo, profesor de lengua, y su empeño por hacerme leer mi primer libro, “Juan Salvador Gaviota”. Hizo de mí un lector empedernido y por qué no decirlo, alentar mi vocación de escritor (si me viera…). A la señorita Angelines y la escala de dureza mineral Mohs. Podría dictarla de memoria desde el talco al diamante; aunque poco me sirvió en mi vida saberla, al menos puedo aplicarla para medir el nivel de dureza de la cabeza de muchos “pensantes” de hoy en día.
Un/a maestro/a modela la grandeza del Ser Humano desde los cimientos. El o ella, siempre está presente, incluso en una sociedad donde cada día los padres estamos más ausentes que nunca antes, y puede arrancar de las entrañas de un infante los valores y actitudes adormecidos por la desidia y la desesperanza.
No podemos consentir que tod@s aquellos que andan buscando alinear a las personas tiren abajo el último de los anhelos por crear una sociedad HUMANA, con mayúscula, donde la capacidad de raciocinio y la gestión de los sentimientos estén tan profundamente arraigados en el alma como para no tener que recurrir a estas etiquetas para definir a nadie.
Un/a maestro/a es el ultimo bastión invicto ante los poderes de destrucción del Espíritu de Libertad y del Desarrollo Humano. No demos la espalda a un mundo que se desmorona, pues mirar a otro lado nos sume en una responsabilidad que no podemos eludir y que con el tiempo nos pasará la factura más grande que hayamos pagado jamás como sociedad. Es nuestra responsabilidad no consentirlo. Eres libre por el mero hecho de poder elegir y nuestros Hijos e Hijas tienen el derecho de serlo al igual que tú. No les neguemos su libertad arrebatándoles la educación. ¿Qué cara se te quedará cuando tu hij@ te pida explicaciones de su falta de cultura? ¿Acaso piensas que su ilustración no es potestad tuya?
Todos, absolutamente todos, somos merecedores de una educación constructiva que aliente la capacidad de decisión responsable para ponerla al servicio de Un Mundo Sostenible, Creativo y Pletórico de Amor.
Los profesores y profesoras sois merecedores de un monumento, pero no genérico, sino personal para cada un@ y esculpido en oro. Sois la esperanza que nos queda para poder asirnos como náufragos de una civilización a la deriva.
Mis GRACIAS ETERNAS.
Os sugiero no perder el tiempo viendo la televisión y aprovechar el televisor para ver películas como “Los chicos del coro” , “El Club de los poetas muertos”, “El club del emperador” o “La sonrisa de Mona Lisa”